En una nota técnica publicada recientemente, “Compra de vacunas COVID-19 a riesgo”, el equipo de Accelerating Health Technologies analiza los costos y beneficios de acelerar el acceso a las vacunas. Con cálculos conservadores, el análisis encuentra que los beneficios de acelerar el acceso a las vacunas en solo tres meses merecen una inversión pública significativa. Estos hallazgos ofrecen apoyo para utilizar fondos gubernamentales y hacer compromisos de compra anticipada e inversiones en riesgo en la capacidad de fabricación de vacunas, para garantizar que tan pronto como se determine que una vacuna exitosa es segura y eficaz, se pueda distribuir lo más rápido posible.

1. Cada día cuenta para controlar las consecuencias de la pandemia.
Los países comparten un mismo objetivo: acabar con la pandemia de COVID-19 lo antes posible y controlar sus consecuencias negativas a corto y largo plazo. El principal beneficio de controlar la pandemia es claro: salvar vidas.

Pero también hay un beneficio sustancial desde la perspectiva económica. El Banco Mundial predice una pérdida de US$ 1.02 billones para las economías de América Latina y el Caribe para 2020-2021. Poner fin a la pandemia solo un mes antes podría generar alrededor de US$42 mil millones en beneficios económicos para la región.

2. La región no puede esperar a un cronograma regular de vacunas:
Un cronograma típico de vacunas significa grandes retrasos para los países en desarrollo. Por lo general, las empresas instalan capacidad de fabricación a escala comercial solo después de que se ha demostrado que una vacuna es segura y eficaz y, por lo general, se atiende primero a los mercados de altos ingresos. Al realizar inversiones en riesgo que paguen eficazmente a las empresas para instalar o reutilizar la capacidad de fabricación, mientras los ensayos de vacunas aún están en proceso (antes de que se demuestre que son seguros y eficaces), los gobiernos pueden acelerar el acceso a una vacuna.

3. Los beneficios son considerables incluso bajo un análisis conservador
Incluso bajo supuestos conservadores, los países de América Latina y el Caribe deberían realizar inversiones de riesgo sustanciales en vacunas. Los gobiernos deben tener en cuenta que incluso las pequeñas inversiones pueden seguir siendo valiosas, dados los considerables beneficios económicos en un contexto de presupuestos ajustados.

Para ilustrar la gama de beneficios y costos, nuestro análisis considera múltiples estrategias de inversión en vacunas, variando el número de vacunas candidatas en cada portafolio, así como la proporción de la población vacunada. Invertir en más candidatos aumenta la probabilidad de tener una vacuna exitosa, mientras que vacunar a una mayor proporción de la población aumenta los beneficios económicos. Nuestra estimación conservadora sugiere que invertir en un candidato para vacunar al 20% de la población de la región costaría US$2.6 mil millones, pero proporcionaría US$8.7 mil millones en beneficios, una ganancia neta de US$6.1 mil millones. Con un enfoque más ambicioso, invertir en 3 candidatos para vacunar al 60% de la población costaría US$19 mil millones, pero ahorraría a la región US$35 mil millones, una ganancia neta de US$16 mil millones.

Para acelerar el acceso, las inversiones deben incentivar a las empresas a instalar la capacidad de fabricación antes, lo que permite producir más vacunas cada vez más rápido. La mejor manera de hacerlo es que los gobiernos cubran la mayor parte de los costos iniciales de instalación, reutilización o acreditación de la capacidad de fabricación de vacunas a cambio de una opción para comprar productos futuros. Esto asegura que cuando se aprueba una vacuna, los países pueden recibir vacunas de inmediato. Si los países firman contratos que compran una cierta cantidad de dosis, es posible que las empresas no instalen más capacidad y, en cambio, simplemente pongan a los gobiernos en una cola. Esto significará grandes retrasos para muchas personas.

Dejando de lado los detalles, el mensaje clave es claro: los beneficios de acelerar el acceso a las vacunas justifican grandes inversiones gubernamentales, incluso si eso requiere préstamos. Los préstamos pueden autofinanciarse debido a los grandes beneficios económicos de la vacunación contra la pandemia. Acelerar el acceso a las vacunas COVID-19 es una inversión de alto beneficio y rápido retorno para salvar vidas y normalizar las economías.